Un hombre de Los Ángeles ha ganado un juicio millonario contra la cadena de cafeterías Starbucks, obteniendo una indemnización de 50 millones de dólares tras sufrir lesiones permanentes debido a un té caliente derramado.
El incidente ocurrió en 2018, cuando el demandante, identificado como Michael Reynolds, ordenó un té en un establecimiento de Starbucks en el centro de la ciudad. Según la denuncia, el vaso en el que se sirvió la bebida tenía un defecto en la tapa, lo que provocó que el líquido extremadamente caliente se derramara sobre sus piernas y abdomen al intentar tomarlo. Como resultado, Reynolds sufrió quemaduras de tercer grado que requirieron múltiples cirugías y dejaron secuelas permanentes.
Los abogados del demandante argumentaron que Starbucks no solo sirvió el té a una temperatura peligrosamente alta, sino que también utilizó envases defectuosos, lo que llevó a un daño irreversible para su cliente. Durante el juicio, se presentaron pruebas de que la compañía había recibido múltiples quejas previas sobre problemas similares con sus tapas, pero no había tomado medidas correctivas.
El jurado falló a favor de Reynolds, determinando que la negligencia de Starbucks fue un factor determinante en las graves lesiones sufridas. Como compensación, se le otorgaron 50 millones de dólares por daños físicos, dolor y sufrimiento, además de la cobertura de los gastos médicos actuales y futuros.
En respuesta al veredicto, Starbucks emitió un comunicado expresando su decepción con la decisión y anunciando que evaluará la posibilidad de apelar el fallo. “La seguridad de nuestros clientes es nuestra máxima prioridad, y tomaremos medidas para revisar nuestros procedimientos y asegurar que nuestros productos sean entregados de manera segura”, indicó la empresa.
Este caso recuerda a la famosa demanda de 1992 contra McDonald’s, en la que una mujer recibió una indemnización multimillonaria tras sufrir quemaduras graves con café caliente. La decisión en el caso de Reynolds podría tener repercusiones en la industria de alimentos y bebidas, obligando a las empresas a reevaluar los estándares de seguridad en la temperatura de sus productos y la calidad de sus envases.
